sábado, 31 de enero de 2009

EL SAPO ME CONTÓ

Hablé con el sapo. No lo ví, sólo lo escuché. Cuando toco el piano, tiene la costumbre de hacer su tan mencionado ruido.
Un día, le dije "¿Qué te pasa? ¿no ves que estoy tocando mi piano desfinado? ¿qué diría Beethoven si te escuchara hacer ese escándalo mientras sanateo su sonata? ¡Desconsiderado! Además... ¡¿qué hacés ahí?! ¡Salí de ahí atrás! ¡caaaamine a la cucha!".
Sostuvimos una larga conversación. Me dejó en claro muchas dudas:
-No va a la cucha, porque es un sapo. Esas son cosas de perros.
-No intenta faltarle el respeto al Beetho... se aprendió la melodía y no puede evitar tararearla.
-Su tema con el alcohol, es cosa totalmente manejable (esa parte de la historia no la creí).
-El duende existe, ya lo sabemos. Es muy amigo del sapo, quien fue criado por él, como si fuera el renacuajo de sus entrañas. Y sí... vive en mi piano, por ahora. Esto de los alquileres está complicado, y no tiene dónde ir. El ya nombrado laurel del fondo deja mucho que desear, para alguien que ya entró en la tercera edad.
-Hay una explicación por la cual estos y otros seres residen en mi casa. Pero por ahora, no se me dirá nada más.

Esto es todo lo que puedo contar por ahora... no me dejaron muchas opciones. Tuve que aceptar el trato, pidiendo que me dejen de desafinar paciencia. Ya veremos...

martes, 20 de enero de 2009

DUENDE O SAPO!!!!! UNA DE DOS!!!!!

Me atrevo a publicar una novedad. O se trata del ya mencionado duende, o del sapo borracho (cuya existencia ya fue comprobada por mi estimada madre): ¡alguno de los dos me está desafinando el piano!.
Así, de repente. Algunas personas de esta casa, escucharon golpes.... ¿Será el enano? ¡¿estará adentro del piano?! ¡¿tan petizo habrá resultado?!. ¿Qué querrá? ¡Me voy a tener que comprar la herramienta para afinar!