-Ch... ch ch... sapo. Sapito. ¡Sapo! ¿tas ahí? ¡Sapo!.... es que... me llegó tarde la cartita.... y no reviso los mailssss.... ¡sapo! ¡saposaposapoooo!
y perdiendo la calma, pero no su suave tonada susurrante, el duende dijo:
-¡Por Dios! ¡ya me lo afinaron!