Me mirás, me pedís
yo te doy...
me equivoco.
Me pedís, yo te doy...
me falta...
nunca alcanza.
Yo intento
todo
con mis fuerzas,
todo,
con mis manos,
todo.
Y no alcanza.
Cuando dejo entonces,
de mirar tus ojos...
por un momento,
para pensar,
para sentirme algo,
para anhelar lo bueno,
para saber que valgo...
que los dos valemos...
y así, poder mirarte
con un amor verdadero...
que no exige, que no se fuerza,
que no busca ser perfecto,
sólo basta un abrazo
para saber que queremos
querernos toda la vida,
y caminar bajo el cielo...
con nuestra historia abrazando
nuestra hermandad en silencio.