
Es la quietud del atardecer la que me abriga.
La que me hace sentir diminuto y enorme a la vez.
Es el color del sol, y la caída en el vuelo de los pájaros.
Soy yo, quien está acá...
quieto, callado, diminuto, enorme...
no espero... vivo... y vivo esperando...
Soy.
Busco, exploro.
Busco y me encuentro en el horizonte dorado,
donde todo es lejano y hermoso, a la vez.
Lo dejé todo, lo guardé ahí, en esa línea de fuego.
Lo tengo todo.
Estoy, respiro, siento.
Soy yo...
Me voy con el viento, y vuelvo.